Durante la hora de dormir, mi hija de 4 años encontró unos cuantos peluches de patitos y me preguntó:
“¿Por qué tenemos tantos patitos?”

Tuve que hacer una pausa y pensar un poco. Finalmente, le dije:
“Bueno, cuando eras una bebé, yo te llamaba Patito. Por eso tenemos tantos patitos.”

Se quedó en silencio un momento y luego me preguntó:
“¡Oh! Está bien. ¿Y cómo te llamaba tu mamá?”

La verdad es que no lo sé con certeza. Recuerdo que mi madre decía que tenía apodos para cada uno de mis hermanos cuando éramos bebés: Bolita, chiquitina y calabacita (pero no sé quién era quién…).
Ya quería terminar con la rutina de dormir (y ella está en esa etapa en la que hace millones de preguntas), así que solo elegí uno por simplicidad:
“Mi mamá me llamaba Bolita.”

“¡Aww! ¿Puedes llamarme Patito? Y yo te llamaré Bolita.”
Le respondí: “Sí, podemos hacer eso… Buenas noches, Patito.”
“Buenas noches, Bolita.”

Desde esa noche, nos hemos estado llamando Patito y Bolita. Está claro que a ella le encanta tener apodos cariñosos (me lo recuerda cuando accidentalmente la llamo por su nombre real). Y, además, mi madre falleció antes de que naciera mi hija, así que encuentro que esto es una conexión espontánea y dulce entre ellas.

Sin embargo, cuando le conté la anécdota a mi esposo, su reacción fue de confusión:
“Pero… nunca la llamamos Patito.”

Y es cierto que el apodo “Patito” nunca se estableció. Su nombre es bastante formal y hay una versión abreviada más tierna que fue la que pegó (como si su nombre fuera “Isabel” y el apodo “Isa”).
Dicho esto, yo realmente quería que “Patito” fuera su apodo, pero nunca funcionó. Sin embargo, tuve una fiesta de baby shower con temática de patitos. Pedí decoración, juguetes y ropita de patitos (por eso tenemos tantos, como ella preguntó). En su primer Halloween, se disfrazó de patito. Traté de hacer que “Patito” funcionara, pero creo que simplemente no se me dan los apodos (no tengo uno para mi esposo, y en mi familia no era común… de hecho, ni recuerdo cuál era el mío de bebé, como mencioné).

Así que… el problema de mi esposo es que siente que le mentí a nuestra hija sobre la verdadera relevancia de “Patito”. Aunque no le molesta que lo usemos ahora, sí le incomoda cómo le conté la historia, y creo que, más que nada, está molesto porque me niego a admitir que ella en realidad nunca fue “Patito”.

Parece una tontería por la que discutir, pero hay cierta tensión entre nosotros cuando nuestra hija insiste en que usemos su apodo.

Quiero poder seguir usándolo; temo que si le digo que “Patito” nunca fue realmente su apodo, deje de gustarle y dejemos de usarlo, lo cual me entristecería porque siempre me gustó.
Pero si no le cuento toda la verdad, probablemente siempre habrá cierta tensión entre mi esposo y yo por este apodo y cómo llegamos a él.

Así que creo que la pregunta es: ¿Soy yo el/la malo/a por contar solo una parte de una historia (inofensiva y aburrida) para obtener el final que quería?